Vivimos en un país que no perdona. Chile nos recuerda constantemente que la naturaleza puede cambiar nuestras vidas en segundos: terremotos, tsunamis, incendios forestales, sequías. Y cada vez que ocurre un desastre, nos preguntamos si estuvimos realmente preparados.
La realidad que enfrentamos
América Latina pierde más de 7 mil millones de dólares cada año por desastres con origen en un fenómeno natural. En Chile, todavía recordamos vívidamente el 27F de 2010, los devastadores incendios de 2017 y 2023, y las crisis hídricas que parecen no tener fin. Estos eventos nos han enseñado una lección dura: improvisar en situaciones de emergencia puede costar vidas.
La gestión de riesgos ya no es solo sobre responder cuando algo malo pasa. Hoy necesitamos profesionales que sepan anticiparse, que puedan identificar amenazas antes de que se conviertan en tragedias, que entiendan cómo preparar a las comunidades y coordinar respuestas efectivas.
Más allá de los libros: la importancia de la experiencia práctica
Aquí viene algo que me parece fundamental: no basta con estudiar teorías. La gestión de emergencias es un trabajo de campo, de decisiones bajo presión, de liderazgo cuando todo está en caos.
Los mejores programas de formación son aquellos que te ponen en situaciones reales (o lo más parecido posible). Simulacros, ejercicios de campo, trabajo con comunidades reales. Porque una cosa es leer sobre coordinación interinstitucional y otra muy distinta es intentar que funcione cuando tienes a las FFAA, Bomberos, Carabineros y otros integrantes del SINAPRED como organizaciones civiles, trabajando juntos en una emergencia real.
Habilidades que solo se aprenden en la práctica
Algunas competencias simplemente no se pueden desarrollar en un aula:
Liderazgo bajo presión – Dirigir equipos cuando todo está en crisis y las decisiones deben tomarse rápido
Comunicación efectiva en emergencias – Transmitir información clara a autoridades, medios y comunidades cuando todos están nerviosos
Trabajo interinstitucional – Lograr que organizaciones muy diferentes trabajen hacia el mismo objetivo
Adaptabilidad – Cambiar estrategias sobre la marcha cuando la situación evoluciona
Un ejemplo destacado: la Academia de Guerra del Ejército
Entre las opciones disponibles en Chile, el Magíster en Gestión de Riesgo de la Academia de Guerra del Ejército llama la atención por varias razones. No es casualidad que muchos profesionales de este campo recomienden este programa.
¿Qué lo hace diferente? Primero, combina teoría con experiencia práctica real. El Ejército ha estado involucrado en prácticamente todas las grandes emergencias del país, desde terremotos hasta incendios forestales. Esa experiencia acumulada se traduce en formación.
Además, tienen la infraestructura para hacer simulacros serios (CEOTAC) y acceso a una red profesional amplia en el área de seguridad y emergencias. Esto no es menor cuando pensamos en las oportunidades laborales posteriores.
¿Vale la pena especializarse?
Desde una perspectiva profesional, absolutamente. La demanda de especialistas en gestión de riesgos está creciendo en el sector público, empresas privadas y organizaciones internacionales. Es un campo donde puedes hacer carrera tanto en Chile como en el extranjero.
Pero hay algo más importante que el beneficio personal: estos profesionales contribuyen directamente a salvar vidas y proteger comunidades. Cada estrategia preventiva bien implementada, cada plan de emergencia efectivo, cada comunidad mejor preparada, marca la diferencia real en la vida de las personas.
Mirando hacia adelante
Los desafíos no van a disminuir. El cambio climático está intensificando muchos riesgos naturales, la urbanización crea nuevas vulnerabilidades, y aparecen amenazas tecnológicas que antes no existían.
Los programas de formación necesitan evolucionar constantemente. Incorporar nuevas tecnologías, abordar riesgos emergentes, desarrollar metodologías innovadoras.
Consejos para quienes están considerando esta especialización
Si estás pensando en estudiar gestión de riesgos, te sugiero:
- Busca programas integrales: que combinen fundamentos sólidos con mucha práctica
- Evalúa la reputación: instituciones con experiencia real en el campo
- Piensa en el networking: las conexiones profesionales son cruciales en este ámbito
- Planifica la aplicación: identifica donde podrás poner en práctica lo aprendido
Reflexión final
Chile es un país extremadamente vulnerable y expuesta a múltiples amenazas, que lo coloca en un alto nivel de riesgos, pero también de múltiples oportunidades. Necesitamos más profesionales preparados para enfrentar las crisis que vendrán. No es solo una opción de carrera; es una responsabilidad social.
Cada profesional bien formado en gestión de riesgos es potencialmente alguien que puede marcar la diferencia entre una tragedia y una emergencia bien manejada. En un país como el nuestro, eso no es poca cosa.
La inversión en esta formación es, al final del día, una inversión en la seguridad de todos nosotros.